domingo, 30 de noviembre de 2008

Las 12 rosas de Destriana

El cementerio de Destriana alberga desde hoy dos nuevas placas, que no son epitafios, sino un homenaje a los represaliados de la localidad. Aunque se había elegido la figura de Feliciano Marcos Brasa, por el hecho de haber sido un militante destacado de Juventudes Socialistas, para representarlos a todos, tanto en el acto como en la placa se cita a todos los represaliados de dicha localidad.


Nuevamente la asistencia fue destacada, con más de medio centenar de personas. Los familiares de los homenajeados vivieron con emoción la lectura de un manifiesto de las Juventudes Socialistas a cargo del compañero Óscar, así como de sendos poemas leídos por Silvia, Camino y Elvira. Tras ellos un nieto de Salvador Pérez Turrado, leyó un poema de su madre «Doce rosas de Destriana» que emocionó más si cabe a los asistentes.

Para finalizar se cantó «La Internacional» concluyendo el acto con los consiguientes agradecimientos a todos los asistentes y las familias.

El seguimiento de los actos de homenaje ha sido valorado muy positivamente por los organizadores de las Juventudes y por las asociaciones colaboradoras que han destacado el cambio que supone con respecto a situaciones anteriores, no sólo, la toma de conciencia del pasado sino la demostración pública de su condición de familiares de represaliados sin ningún pudor y sobre todo superando el miedo con el que convivieron durante tantos años.
Se puede decir que Destriana en gran medida ha comenzado a restañar una herida de su pasado, que va camino de cerrarse de forma definitiva en el momento que los restos de los represaliados que aun faltan por desenterrar, están cada día más cerca de poder reposar junto a los de sus familiares en el cementerio municipal. Pronto será el turno de Higinio Marcos Pérez, el padre de Feliciano que también fue asesinado unos meses después de su hijo y de algunos otros que ya se tienen localizados con un alto grado de seguridad.

Manifiesto de las Juventudes Socialistas

Hoy venimos aquí a recordar, a hacer memoria. Venimos a hacer cumplir la Ley de Recuperación de la Memoria Histórica, que es la herramienta con la que nos hemos dotado para llevar a cabo la triste tarea de recuperar la dignidad de los que fueron asesinados impunemente durante la Guerra Civil española y los años posteriores. Han tenido que pasar más de setenta años para que las familias de los represaliados puedan dar una digna sepultura a los suyos.
No se trata de una revancha, sino de ejercer un derecho. ¿Cómo es posible que una sociedad que se considera madura y democrática haya dejado pasar tanto tiempo? A finales de julio de 1936 un chico de tan solo 19 años, fue sacado de su casa para no volver nunca. Pertenecía a Juventudes Socialistas y era un defensor de la libertad. Creía tanto en ella, que dio su propia vida. Una noche lo montaron en un camión y se lo llevaron lejos de su familia, era el mayor de nueve hermanos y no tuvieron piedad con él. Lo mataron en la soledad de un pinar y tan sólo un alma caritativa tuvo la delicadeza de enterrarlo allí mismo. Debió ser de madrugada, cuando nadie ve ni oye nada, cuando el miedo se apodera de los corazones.
Pero hoy podemos gritar: “gracias compañero”, tú que defendiste tus convicciones cuando sólo eras un chico como los demás, con sueños e ilusiones por cumplir. Sólo 19 años, con toda una vida por delante, truncados por odios innecesarios y deseos de destrucción desenfrenados. Hoy recuperamos la voz de los que como tú, Feliciano, fueron injustamente silenciados por sus ideas, que son las que, a pesar de todo, nosotros mismos hemos heredado.
Por eso hoy nos hemos reunido para homenajear a un compañero que murió por la noble causa de mejorar el mundo para los demás. Se trata de un ejemplo a seguir, debe ser un modelo para todos nosotros, que cada día tenemos que defender nuestras ideas, y que creemos en la libertad, el respeto y la igualdad para todos, valores que defendió Feliciano y que le fueron negados de forma radical segándole la vida.
Han sido muchos años los que este país ha tenido que esperar para ver cumplidas sus esperanzas de poder recuperar los cuerpos de sus familiares y cerrar las heridas de una guerra, que se llevó a miles de personas. Esto se está consiguiendo ahora, gracias al esfuerzo de toda la sociedad, el gobierno, las asociaciones en defensa de la memoria histórica, los ciudadanos que prestan sus testimonios y las familias, que están trabajando juntos en una misma dirección, devolver un ápice de justicia a los que no la tuvieron en su día, que vieron hurtada su libertad, pisoteados sus derechos y negada incluso su existencia.
Desde Juventudes Socialistas aprovechamos la ocasión para expresar nuestro desprecio por los hechos que nos han traído aquí, pero poniendo de relieve que sabemos de donde venimos, que hoy hemos venido a recordar a un compañero, pero que hubo otros muchos que dieron sus vidas para que hoy, nosotros, tuviéramos la libertad que a ellos no les dejaron disfrutar.
No olvidar el pasado es más que una obligación, está en nuestro ideario defender la lucha en pro de la igualdad social, la libertad de libre asociación, la libertad de pensamiento y acción para las generaciones futuras, igual que antes lo han hecho por nosotros. Fue Feliciano uno de ellos y no se echó atrás cuando el precio fue demasiado alto. A los que dieron sus vidas, les decimos que su recuerdo queda en nuestra memoria y que valoramos el sacrificio que tuvieron que hacer. Sirva este reconocimiento para dar apoyo a las familias, para que no se vuelvan a cometer los mismos errores, para que se pueda convivir en paz, para que se puedan defender los ideales democráticamente y con el deseo de que nuestro compañero Feliciano pueda sentirse tan orgulloso de nosotros como nosotros de él. Gracias compañero.

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